martes, 24 de noviembre de 2009

Gonzalo Fernandez de Oviedo

El titulo de este trabajo puede resultar confuso. La naturaleza y Gonzalo Fernández de Oviedo están relacionados por la obra del ultimo y su preocupación por la botánica y la zoología del nuevo mundo. Sin embargo, el lenguaje es la palabra que parece no tener cabida ¿Qué tiene que ver en la obra de este historiador de Indias? Se me podría preguntar. La respuesta es sencilla, aunque no aparente. Como historiador, Oviedo se preocupó no solo por los acontecimientos. No fue su interés la política ni la economía. Si bien estos dos campos jugaron un papel en sus escritos, la parte más importante la va a ocupar la naturaleza. El “sumario de la natural historia de las indias” más que ocuparse por la historia de los hombres va a tratar de la naturaleza del nuevo mundo. Oviedo describe la fauna y flora que a él le maravilla, habla de sus características físicas y de su uso por los nativos. Los animales, plantas y geografía del recién “descubierto” continente van a ser el centro de su obra, y en torno a ellos girará todo el libro.




Desde las sierpes de cuatro patas; hasta el perico ligero que canta por las noches en una escala descendente de seis tonos, Oviedo observa y describe. Da cuenta de la naturaleza existente en el nuevo mundo, la captura para el emperador y la lleva a Europa para ser conocida. Pero no es trasladando las plantas y las bestias como Oviedo le da a conocer al viejo continente los seres vivos con los que se encuentra. No obra como Colón o los conquistadores llevando a la corte los tesoros de sus descubrimientos. Nuestro historiador nos dibuja el mundo que le maravilla, pero no lo hace por medio de obras artísticas, las imágenes que pinta no han sido hechas con pincel si no con pluma, no se plasman bajo las reglas de la pintura si no con las del texto científico, las palabras y no los colores son las que recrean la fauna y flora del nuevo continente.


Así; es e lenguaje el mecanismo por el cual nuestro historiador da cuenta de sus observaciones. Las palabras y los conceptos son los mecanismos mediante los cuales Gonzalo Fernández de Oviedo lidia con el nuevo mundo. Es por esta razón que me he interesado en la cuestión del lenguaje en este autor. Mi objeto de estudio será la forma en la que Oviedo describe y analiza la naturaleza, Mi interés es observar la forma mediante la cual el cronista de Indias observará la naturaleza, y a partir de ahí, observar la estructura de su discurso.


Ya que Oviedo trata con la naturaleza, intentare relacionarlo con la ciencia de su tiempo, en especial con la botánica y la zoología. Comparando estas dos ciencias con la obra de Oviedo, pretendo demostrar que este español esta obrando como científico de su época, que entre los botánicos del renacimiento y él la diferencia no es tan grande como se podría pensar. Esa será la primera parte de este trabajo, la segunda trata de una reflexión en torno a los conceptos y estructura de las descripciones realizadas por Gonzalo Fernández de Oviedo. Si al principio me interesaba ubicar su pensamiento dentro de la ciencia de su época, en la segunda parte intentare analizar su discurso para observar la importancia entre descripción y comparación en este autor. Por medio de ese análisis, pretendo demostrar que el discurso oviedano tiene la función de reducir lo desconocido a lo conocido, estableciendo semejanzas entre la naturaleza de Europa, África y Asia con lo descubierto en el nuevo mundo.


Me he limitado en el análisis de un solo libro, pues mi interés es el de hacer un estudio del discurso para extraer su estructura y comprender la forma en que Oviedo ve la naturaleza. El “sumario de la natural historia de las Indias” como discurso unificado, presenta una lógica que merece ser estudiada en su especificidad. “historia natural y general de las indias” presenta bastantes fragmentos extraídos casi de forma entera del sumario… es por esto que analizo la ultima como núcleo y ejemplo de sus estudios.


Las fuentes que he utilizado han sido de dos vertientes, por un lado la cuestión historiográfica que me permita acercarme a Oviedo como historiador de Indias, y por otra parte la historia de la ciencia, que me permite observarlo como científico. Si bien el análisis historiográfico se ve reducido en comparación del de la historia de la ciencia, he hecho esto en función de lo que quiero decir sobre este autor. No niego su carácter de historiador, y reconozco que quizás esta es una parte que falte en mi trabajo, pero me he interesado más en su obra como estudiante de la naturaleza.


Para concluir esta pequeña introducción, pido paciencia y comprensión. El material sobre este tema es considerable desde la ciencia y escaso desde la historiografía. Si me he interesado en la relación entre Oviedo, la naturaleza y el lenguaje, ha sido por posiciones filosóficas y gusto personal, pues considero bastante interesante estudiar la estructura del discurso naturalista de Oviedo. En ningún momento desdeño la labor historiográfica, pero para este trabajo, he querido realizar un intento de análisis del discurso en la historiografía colonial.


















GONZALO FERNÁNDEZ DE OVIEDO: CIENCIA Y ESTRUCTURA DEL DISCURSO






GONZALO FERNÁNDEZ DE OVIEDO: BREVE BIOGRÁFIA INTELECTUAL






Oviedo nace dos veces. Llega a la vida en Madrid en 1478, y nace intelectualmente en Italia en 1497. Este factor es de suma importancia en el autor que estamos estudiando. España, su patria de nacimiento, va a ser motivo de orgullo para él. Nacionalista, exalta los logros y las conquistas de España, no es de extrañar, pues asistió a la toma de Granada. Hernan Cortéz es más grande que Julio Cesar1, y la distancia entre el nuevo mundo y España es mayor a las distancias recorridas por Ulises en su fantástico viaje2.


Sin embargo, a pesar de su nacionalismo, su patria intelectual es Italia y el renacimiento Italiano. A este país se dirige en 1497, después de la muerte del príncipe Don Juan3. Su estancia en este país va a ser de vital importancia. “Discurrí por toda Italia, donde me di todo lo que pude saber e leer entender la lengua toscaza. Y buscando libros en ella, de los cuales tengo algunos que ha más de 55 años…4. Visita la Roma que ven Erasmo y Lutero. Dice haber tenido contacto con Leonardo Da Vinci. La corte de Nápoles lo aproxima a un círculo de humanistas bastante fuerte. Y dos cuestiones muy importantes, su contacto con el pintor Andrea Mantenga, cuya obsesión por el detalle lo inspirara en sus descripciones5. Oviedo se fascina por los historiadores italianos como Leonardo Aretino y Pero Mexía.


La cultura italiana se mete en Oviedo y nunca lo abandona. Su obra esta escrita para Carlos V y para los italianos.










GONZALO FERNÁNDEZ DE OVIEDO Y LA CIENCIA






Dentro de sus viajes por Italia, Oviedo hace una amistad bastante interesante: El veneciano Corbo, doctor y filósofo, de quien nuestro historiador habla bastante bien e incluso, después de la muerte del doctor, Oviedo se lamenta que no se encuentre con él para facilitarle la tarea de clasificar plantas.


La razón por la que menciono esto no es únicamente por que me interese hablar del círculo social de Gonzalo Fernández de Oviedo. El motivo es mucho más profundo. Quise abrir con la mención del veneciano Corbo por una razón muy importante, su relación con él demuestra su relación con el mundo de la medicina y por ende con el de la botánica. En el periodo de vida de Oviedo, la medicina es la que se encarga de de la ciencia botánica. El interés por clasificar las plantas tiene mucho que ver con estudiar sus usos medicinales. Esto no le es ajeno a Oviedo, cuando en el “sumario de la natural historia de las indias” trata del uso medicinal de las plantas del nuevo mundo. En el capitulo respectivo a los cocos Oviedo nos dice: “los que acostumbran beber en aquellos vasos, y son dolientes de la quijada, dicen que hallan maravilloso y conocido remedio contra tal enfermedad, y rómpeseles la piedra a los que la tienen, y hácela echar por la orina6”, el uso medicinal de las plantas se menciona constantemente en su obra: el palo santo, el coco y las avellanas.


Pero la ciencia de su tiempo no se detiene ahí. Plinio esta de moda, y Oviedo lo ha leído. Los naturalistas alemanes, holandeses e italianos se dedican a clasificar y describir las plantas que encuentran. Hombres como Conrad Gesner, García Da Orta, Nicolás Monardes y Guillermo Turner se dedican a la titánica labor de clasificar las plantas, llegando algunos de ellos a describir hasta 6000 especies distintas. Los científicos7 de la época se ocupan en clasificar y ordenar los datos obtenidos7.


Las ciencias de la vida del renacimiento se estremecen con los descubrimientos del nuevo mundo, y en esto Oviedo juega un papel de vital importancia. Es Oviedo quien realiza un primer intento metódico y sistemático de la descripción de la naturaleza del nuevo mundo8. “De una raíz corta y ahusada, no fibrosa, salen varios tallos de alrededor de 18 pulgadas de largo, se arrastran por tierra y son de forma cilíndrica y arrugada, se hacen progresivamente blancas cerca de la raíz y se esparcen en pequeños ramos…9 este es un pequeño extracto del libro de Gaspard Bahuin de 1620, el texto habla sobre la remolacha. Ahora quisiera compararlo con un pequeño texto de Oviedo “Hay unas frutas que en tierra firme los cristianos las llaman membrillos, pero no lo son, más son de aquel tamaño, y redondos y amarillos, y la corteza tiénenla verde y amarga…”10. Por supuesto existen diferencias, pero la estructura es similar, descripción de tamaño, forma y color de la planta.


Gonzalo Fernández de Oviedo se nos presenta así como un hombre de ciencia. Y esto no solo por su interés por la naturaleza, si no también por su forma de trabajo. Observa, compara y describe. Si bien sus descripciones no están exentas de algunos elementos fantásticos como los dragones, o el canto del “perico ligero”. Sin embargo, hay siempre en sus descripciones un abandono de la fantasía en comparación con otros cronistas. Los eventos religiosos, presagios y milagros le interesan poco. Su mayor interés es por lo observable. El mismo nos dice muchas veces que ha comido, visto y tenido contacto con los animales o plantas de los que habla. Incluso en su descripción de los hombres se interesa por lo físico y hace descripciones bastante interesantes: “Estos indios de tierra firme son de la misma estatura y color que los de las islas, y si alguna diferencia hay es antes declinando a mayores y no a menores…”11, nuevamente, primero tamaño y color de piel antes que nada.


En conclusión, considero que no es posible separar el espíritu científico del renacimiento de la obra de Oviedo. Ya sea por la importancia que la botánica y la zoología tienen en el pensamiento de Oviedo, como por la importancia de Oviedo como investigador que recolecta datos para que otros científicos trabajen con ellos.






REFLEXIONES EN TORNO AL DISCURSO OVIDEANO






La palabra tiene un poder extraño. Nos remite a un conjunto de sentimientos, memorias, experiencias, y lo más importante: conceptos. Nos aprisiona en un dominio recursivo en donde nuestra relación con el objeto esta limitada por la palabra que la designa. El objeto se ve enrarecido, cambia su forma y su sentido, sus características jamás serán las mismas después de que ha sido cubierto por la palabra.


Quien tiene la suerte de dar vida a un concepto, obliga a todos los que lo utilizan a remitirse siempre al creador. Filósofos, científicos, religiosos, toda persona que de su nombre o autoría a una doctrina o filosofía tiene el terrible poder de forzarnos a acudir a él para entender y utilizar el concepto. Hemos de estar siempre obligados a acudir al autor antes de acudir al objeto, como si este solo pudiera ser aprehendido por intercesión de la palabra y de quien la pronunció primero.


Oviedo es una de estas personas que obligan a remitirse a él cuando se trata de la naturaleza americana. Al ser uno de los primeros en realizar descripciones de la geografía, flora, fauna y características físicas de los indígenas, al ser el transmisor de la naturaleza americana a los científicos europeos el historiador madrileño reconstruye y la transforma, por medio de las palabras se adueña de la naturaleza, la occidentaliza y al mismo tiempo la recubre de sentido.


Una de las técnicas favoritas de Oviedo es la de comparar la fauna que observa en el nuevo mundo con lo ya conocido. De hecho muchas de sus de sus descripciones comienzan comparando el objeto a describir con su equivalente en Europa. Cuando el ser es tan extraño que no tiene comparación, Oviedo lo describe mediante categorías occidentales.


Pero no solo reduce la naturaleza a los límites de lo conocido. También respeta las designaciones orinales el vocabulario indígena, claro, un poco modificadas. Al hacer esto, al llevar palabras y objetos nuevos a la ciencia y cultura de su tiempo Oviedo la transforma, pero la cultura también trastoca la naturaleza del nuevo mundo, los criterios por los cuales se va a conocer, apreciar y categorizar serán los occidentales. Impactaran por su uso, características, uso y otras nociones provenientes de las ciencias de la vida del renacimiento. Perderán toda acepción religiosa que podría haber tenido para los nativos, toda representación espiritual o política. La ciencia doma las plantas y animales, hace que el jaguar deje de ser dios para convertirlo en tigre, quiebra la sacralidad de plantas para transformarlas en objetos medicinales.


En este punto podría cometerse una terrible equivocación, podríamos pensar que nuestro autor es un historiador maquiavélico que estudia la naturaleza para someter a los pueblos conquistados, que al escribir de memoria el sumario estaba consciente de que su obra reduciría a la nada toda la concepción precolombina de la naturaleza. Nada más lejos de la verdad. Oviedo esta fascinado con los descubrimientos del nuevo mundo, la naturaleza desbordante que encuentra lo cautiva y emociona. Sin embargo, quiéralo él o no, al realizar sus cuidadosas descripciones de la naturaleza americana, Oviedo contribuye a destruir un sistema de conceptos bastante complejo. Si los evangelizadores se encargaron de destruir la religión prehispánica; al obligar a los indígenas a pensar su experiencia con lo sagrado mediante categorías occidentales, los científicos destruyeron la visión indígena de la naturaleza al hacer todas las descripciones desde los conceptos de la ciencia renacentista. Oviedo se fascina por el nuevo mundo, pero sin saberlo, es el instrumento para la destrucción de visión indígena del nuevo mundo y la occidentalización de la realidad prehispánica.






CONCLUSIONES






Para concluir este breve trabajo, solo quisiera resumir y darle forma a lo aquí expuesto. Mi primer punto es la importancia del pensamiento científico en la escritura de Oviedo, y la importancia de Oviedo en la ciencia renacentista. Al describir como lo hace Gonzalo Fernández de Oviedo sigue el movimiento que lleva la botánica y la zoología, el afán de describir de acuerdo a formas, tamaños y características del objeto a describir. Oviedo impacta a la ciencia al aportar la fuente desde donde los científicos pueden hacer sus descripciones.


Por el otro lado, Oviedo occidentaliza la naturaleza de la nueva España, ayuda a destruir a concepción indígena del mundo para; por medio de la ciencia, occidentalizar la realidad.






BIBLIOGRAFÍA






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Historia del nuevo mundo del descubrimiento a la conquista. Ka experiencia europea, 1492-1550


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Sumario de la natural historia de las indias.


1º ed.


Fondo de la cultura económica, México, 1950.


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La naturaleza de las indias, nuevas,


1º ed. México, 1978.


pp. 562






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El homreo y la naturaleza en el renacimiento


1º ed.


Fondo de la cultura económica, México, 1985


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LAIN ENTRALGO, Pedro. LOPÉZ PIÑERA, José María.


Panorama histórico de la ciencia moderna.


Guaderrama, España, 1963


pp. 865


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