martes, 24 de noviembre de 2009

Elias Trabulse y la historia de la ciencia

PRIMERA PARTE: ELIAS TRABULSE Y LA NUEVA HISTORIA DE LA CIENCIA



El siglo XX vio nacer una nueva concepción de la ciencia. Viejos dogmas fueron rebatidos, nuevos análisis se hicieron y nuevas teorías surgieron. Goedel y Cohen demostraron que las matemáticas no son tan exactas después de todo, las investigaciones del genoma humano y los avances en la genética nos dieron una distinta concepción de la vida, el principio de incertidumbre, la física cuántica y la teoría de la relatividad ampliaron nuestro entendimiento del universo físico. En tales circunstancias, era obvio que los viejos paradigmas de la ciencia cambiaban, también las formas de estudiarla debían de transformarse. El empirismo lógico que había predominado fue cediendo paso a una filosofía de la ciencia mucho más humana, que entendía de cambios y procesos, una filosofía de la ciencia que no se limitaba a descubrir cuáles eran los mecanismos lógicos que hacían un argumento científico valido y verdadero, sino que además buscaban entender las circunstancias sociales en los que la ciencia estaba insertada.



La nueva filosofía de la ciencia ponía atención no solo en el método científico, sus reflexiones iban más allá de cuáles eran los pasos que había que seguir para poder hacer verdadera ciencia, los nuevos filósofos veían el carácter social de la ciencia, la relación entre la historia y los procesos humanos con los descubrimientos científicos, los cambios en las expresiones intelectuales y su relación con las concepciones científicas.


Surgen nombres como Bachelard, Koyré, Canguilhem, Foucault, y finalmente Kuhn, quienes construirían cada quien desde su respectiva disciplina y por sus propios trabajos, la noción discontinua de la ciencia. La concepción lineal del conocimiento, típica del positivismo, fue borrándose para dar lugar a una ciencia discontinua, cerrada, en donde los conocimientos no van acumulándose y perfeccionándose, sino donde cada época tiene un modo propicio de construir argumentos y de construir teorías1.


Con esto, la ciencia se humanizo, y si bien en primera instancia podría parecer que el conocimiento se relativizó, pues se reconoció que el conocimiento de todas las épocas es válido, se le brindo un nuevo tipo de objetividad a la ciencia. Pero lo más importante de todo, la humanización y socialización de la ciencia, permitió grandes avances en la historiografía de la ciencia. Mediante los análisis discontinuistas, la historia de la ciencia se vio enriquecida con nuevas formas de interpretar la historia2. Canguilhem revolucionó el estudio de las ciencias de la vida, Foucault en su magistral obra nos dio una nueva interpretación de las ciencias humanas, de la medicina y de la criminología. Quien quizás haya contribuido más a los nuevos estudios de la ciencia es Koyré, quien en su obra ha estudiado el nacimiento de la ciencia moderna. Estos estudios, mucho más convenientes para la nueva historia, han permitido estudiar la ciencia desde su interior, analizando el funcionamiento de su estructura correspondiente en cada etapa. Un gran ejemplo de esto nos lo del ya mencionado Koyré en su obra Estudios de historia de la ciencia moderna, en donde nos habla del nacimiento de la ciencia moderna a partir del olvido del principio de autoridad y la importancia de la experimentación en Bacon y posteriormente Galileo. Este es un ejemplo claro del uso de la discontinuidad en la historia de la ciencia, pues analiza el pensamiento científico a partir de dos momentos; el primero es mientras la escolástica sigue siendo la mayor teoría que explica al mundo y el segundo cuando el método experimental cobra fuerza.


Es desde este marco teórico que Elías Trabulse entra en el panorama de la historiografía. Su obra parte de muchos de los supuestos teóricos que la discontinuidad implica para la historia de la ciencia, nociones como hermetismo, mecanicismo y escolástica, así como la forma de tratar a la ciencia, siguen la línea de los autores mencionados anteriormente.


Trabulse nació en la ciudad de México el 30 de enero de 1942. De 1960 a 1964 estudio la carrera de química en la UNAM. Las fechas no son de subestimarse, pues durante este periodo es cuando Kuhn, Canguilhem y otros autores están revolucionando la filosofía de la ciencia. Su formación de químico le debió permitir tener acceso a las lecturas de estos autores, que difícilmente hubiera encontrado en las humanidades.


De 1968 a 1971, nuestro autor ingresa al colegio de México para estudiar el doctorado en historia, esta decisión probablemente estuvo influida por la lectura de La estructura de las revoluciones científicas de Kuhn. Su tesis de doctorado sigue los patrones de este autor. En su tesis de doctorado, Trabulse identifica el nacimiento de la ciencia moderna y su relación con el protestantismo. Ha sido bajo los parámetros de la filosofía discontinuista, que Trabulse ha escrito una extensa obra, en donde se ha dedicado al estudio de la ciencia y la tecnología en México, sus escritos van desde el uso de conceptos científicos en la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz hasta el estudio de científicos como Fray Diego Rodríguez.


Sin embargo, el objetivo al escribir no es el mismo para los discontinuistas que para Trabulse. Si bien es cierto que cada autor tiene un objetivo distinto de acuerdo a la línea ideológica que maneje (Foucault no busca lo mismo que Koyré, ni este que Canguilhem), la cuestión explicativa tiene vital importancia en todos. Todos los discontinuistas buscan extraer la estructura de la ciencia, el funcionamiento interno relativo a las circunstancias sociohistoricas. En el ya mencionado La nueva filosofía de la ciencia de Brown, podemos ver un ejemplo claro del uso de la historia de la ciencia para encontrar el funcionamiento de la ciencia, así, esta cobra vital importancia para la explicación de la estructura misma de la ciencia, utilizando ejemplos extraídos de la historia para entender y ejemplificar el funcionamiento de los postulados científicos. Sin embargo, Trabulse no comparte los mismos objetivos. Para el el estudio de la historia de la ciencia no tiene como fin el entendimiento de la estructura del pensamiento cientifico, el obra más como n relicario, que busca extraer los episodios importantes de la ciencia mexicana para que no sean olvidados y mostrar que México también tuvo su colaboración en el mundo cientifico. Su interes al escribir es recuperar para el presente aquellos momentos importantes para la ciencia mexicana. Como él mismo nos dice en el prefacio de su obra aquí estudiada, la intención de su obra es la de “rescatar para la historia una de las dimensiones olvidadas del pasado de nuestro país”3, intención bastante noble por otra parte, pues lo cierto es que la historia de la ciencia es un campo olvidado por los historiadores de nuestro país. Así, Trabulse obra como un arqueólogo (no en el sentido Foucaultiano cabe aclarar) que aquellos tesoros olvidados que se encuentran enterrados por el olvido, su objetivo es rescatarlos para cualquiera que esté interesado en el pasado científico de México.


La belleza de su obra, de toda la historia de la ciencia para ser más exacto, es que es relevante para todos nosotros, y nos permite conocer la manera en la cual el mecanismo de conocimiento imperante en nuestra sociedad ha sido construido. Si bien Trabulse solo desea rescatar la ciencia mexicana para el mundo y mostrar que nuestro país ha contribuido al conocimiento científico mundial, mediante sus escritos nosotros podemos encontrar como se ha ido construyendo el pensamiento científico nacional. La importancia de esto no puede subestimarse, nadie podría negar que vivimos en una época científica, en la cual el conocimiento científico es el considerado valido como fuente de explicaciones, el conocer su historia, el cómo ha sido construido, resulta de vital importancia si es que queremos entender la forma de conocer de nuestro tiempo.


La obra de Trabulse se relaciona con todas las ciencias, pues nos habla de la historia de todas ellas. Medicina, física, química, biología, etc. Todas las ciencias del hombre quedan atravesadas por la basta obra del historiador y químico mexicano. La historia de las ciencias compete no solo a los historiadores, sino a todos los científicos, pues como el mismo Trabulse lo expresa, de los episodios de la historia de las ciencias podemos extraer experiencias y aprender. Así, no solo para el historiador es importante la historia de las matemáticas, también para el matemático e incluso para el ingeniero y todo aquel cuya disciplina esté relacionada con esta ciencia. Es importante resaltar, que precisamente la obra de Trabulse va dirigida a científicos, pues como el mismo nos explica en una entrevista4, se necesita ser científico para realizar historia de la ciencia, pues los científicos no tienen la misma visión que tiene alguien que estudia humanidades. Si bien esto es cierto, creo que es importante recordar el carácter científico de la historia, y admitir, como él mismo lo hace en la introducción de la obra aquí estudiada, que la historia es la más adecuada para estudiar la ciencia pues posee las herramientas hermenéuticas más propicias para entender los procesos de construcción de la ciencia.






SEGUNDA PARTE: ANALISIS DE LA OBRA


Explicada la línea intelectual que sigue trabulse, es momento de hablar de su obra. Para el presente trabajo me he dedicado a la lectura de Historia de la ciencia en México, editado por el fondo de la cultura económica. Esta obra cuenta con una edición de 1994 y una reimpresión de 1997 y es la versión abreviada de los cinco tomos que aparecieron antes. Fue publicada originalmente en español; idioma nativo del autor, aunque trabulse hable y traduzca varios idiomas.


La obra está dividida en nueve capítulos. Los primeros dos funcionan como introducción. Nos brindan los principales conceptos mediante los cuales trabaja la obra, así como una reflexión sobre la historiografía de la ciencia al momento de la escritura de la obra. Es de especial importancia el segundo capítulo, pues en él se explican los principales conceptos utilizados por el autor, tales como hermetismo, mecanicismo, discontinuidad y otras. Los siguientes se titulan de acuerdo al siglo que traten, la obra abarca desde el siglo XVI hasta el XIX. El primer capítulo toca los dos primeros siglos de la colonia, los que para el autor van a ser los del establecimiento de la ciencia. El conocimiento científico todavía no estaba bien cimentado en el siglo XVI, aun dominaba la escolástica y el hermetismo, la ciencia aún tenía mucho de magia y el método experimental aún no dominaba. Sin embargo, es el periodo en que la ciencia comienza en México. Traída por los españoles, en este siglo el pensamiento científico comienza en México. El siglo XVII es de mayor prosperidad, poco a poco el hermetismo va cediendo paso al mecanicismo y a la ciencia experimental. Es un siglo de ricas discusiones entre los hombres de ciencia, que debaten sobre las nuevas teorías, es también el nacimiento de la ciencia moderna en nuestro país.


El siguiente capítulo versa sobre el siglo XVIII. A pesar de las grandes crisis económicas, este siglo fue un auge en las instituciones científicas. Se instalaron modernos laboratorios de física y química, entraron importantes obras de todos los campos del saber y el mecanicismo domino la ciencia.


En el siglo XIX la creación e investigación científica entro en franca decadencia, la lucha por la independencia privó a México no solo de grandes mentes que participaron en la contienda, además arraso con las instituciones y la infraestructura. El colegio de minería, quizás la institución científica más importante, se vio llevado a su ruina, el jardín botánico que otrora fuera orgullo del país; vio reducido el número de especies drásticamente. La ciencia mexicana no vio progreso sino hasta la estabilidad del porfiriato y la entrada del positivismo a México gracias a Gabino Barreda. La entrada de esta filosofía doto a la ciencia e nuestra nación no solo del rigor metodológico, sino también acerco a los intelectuales al poder. La medicina se vio enriquecida y favorecida por la política porfirista, así como la antropología y otras ciencias.


Así termina la exposición de la ciencia en México durante los primeros cuatro siglos de vida del país. Elías Trabulse nos muestra el proceso de conformación de la ciencia en la nación, la entrada y asimilación de nuevas teorías, la transformación de los conceptos científicos y los episodios más importantes de la ciencia en México. Los capítulos que siguen son de gran valor para aquellos interesados en el estudio de las ciencias en nuestro país, Trabulse nos brinda una recopilación de documentos científicos de los cuatro siglos que estudia, de gran utilidad pues nos permite acercarnos a los textos mismos en los que él se basó para realizar su obra, permitiéndonos conocer de primera mano la ciencia realizada en nuestro país.


Los sujetos históricos son los hombres de ciencia y las teorías. No solo las biografías de hombres como Alzate, Gongora u otros, sino las discusiones entre los intelectuales y sus publicaciones, estos son los personajes en la obra de Trabulse. El autor nos muestra las dificultades que tuvieron que atravesar estos hombres olvidados para nuestra historia, las victorias y derrotas, su lugar en el panorama nacional y la importancia que tuvieron.






TERCERA PARTE: CONCLUSIONES


Como mencione en el primer capítulo, Trabulse pertenece a la tradición inaugurada en los 60 por los nuevos filósofos de la ciencia. A diferencia de Eli de Gortari, quien también se dedicó al estudio de la ciencia en México, Gortari no predica una ideología. Mientras que Gortari hace una historia marxista de la ciencia, Trabulse nos muestra una historia de la ciencia libre de prejuicios filosóficos. Si bien no es tan rica en interpretaciones como Gortari, es más rica en datos y fechas. La obra de Trabulse es vital para acercarse a la historia de la ciencia y su estudio, pues nos permite acercarnos de primera mano a los procesos que conformaron la ciencia en México.






BIBLIOGRAFÍA:


BROWN, Harold


La nueva filosofía de la ciencia


4° ed.


Tecnos, España, 1998


pp. 235






GORTARI, Eli De


7 Ensayos filosóficos sobre la ciencia moderna


2° ed.


Grijalbo, México, 1964


pp. 156






TRABULSE, Elías


Historia de la ciencia en México (versión abreviada)


1° ed.


Fondo de la cultura económica, México, 1984


pp. 542

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