martes, 8 de diciembre de 2009

La iglesia de Satan de Anton Lavey

Nos encontramos en la era de Satán. O al menos eso afirma Antón Lavey, quien el 30 de abril de 1966 se afeita la cabeza y funda la iglesia de Satán (church of satan en ingles). El año de fundación de esta nueva religión es muy importante, no solo por terminación en 66, si no por que esta enmarcado en un momento en que el esoterismo y el ocultismo tienen un auge muy importante. La religión satánica esta nutrida de un regreso a pensamientos paganos, se alimenta de viejas concepciones de la brujería; no sin antes darles un barniz diabólico. Lenguajes antiguos (o pretendidamente antiguos) como el enochiano, nombres de dioses de antiguas culturas, un intento de regreso a concepciones precristianas de elementos religiosos (aunque el significado que le da Lavey a algunos elementos precristianos es bastante dudoso). La iglesia de Satán parece ser una mezcla de neopaganismo y ocultismo.


Sin embargo, Lavey pretende elaborar un discurso bastante racional y filosófico, muchas páginas van a estar dedicadas a hacer una crítica al cristianismo y a una sociedad construida en base a una moral religiosa. Al hablar sobre sexualidad y sobre ética, más parece que estuviéramos leyendo a un filósofo de segunda que al profeta de una nueva fe. Además, es interesante mencionar que el objeto de culto nunca esta claramente definido. Por un lado se invoca a Satanás, Leviatán, Belial y otros nombres del príncipe de las tinieblas, pero en otros momentos la iglesia de Satán niega adorar a un dios en específico, e incluso llega a afirmar que ven a Satanás más como un símbolo que como una entidad poderosa. Este va a ser uno de los motivos para que Michael Aquino se separe de la iglesia fundada por Lavey y funde el templo de Set, en donde si existe el culto a una deidad.

El satanismo es una religión bastante compleja. “La Biblia satánica” es un conjunto de rituales mágicos, propuestas sociales y éticas, críticas a la sociedad, y críticas a otros discursos religiosos y mágicos. Sin un objeto de culto establecido más que el propio hombre. Satán es en esta religión algo mucho más complejo que en el cristianismo. En ocasiones aparece como un poder con voluntad y figura, hay momentos en que simplemente es un símbolo utilizado para manifestar un poder que pertenece al hombre, y en otras ocasiones ni siquiera se menciona.

Intentaré darle coherencia a un discurso tan extraño como el satanismo de Lavey, e intentare identificar ciertos conceptos que ayuden a esclarecer que hace del satanismo una religión, y específicamente, una religión posmoderna.



SATANISMO ¿RELIGIÓN O FILOSOFÍA?

La primera parte de “La Biblia satánica” comienza diciendo lo que Satán representa. Algo bastante interesante, ya que lo que se dice de este personaje son acciones y cualidades humanas, más que representaciones de la naturaleza o poderes manifestados. Satán es complacencia, es honestidad, es sabiduría, es el mejor amigo de la iglesia, es el deseo, y lo más importante, es el hombre hecho animal. La séptima declaración infernal nos dice que Satán representa al hombre como un animal. Entonces ¿Es el diablo un ente otro al hombre, que causa temor y fascinación? Pareciera que no. Satán representa muchas cosas, pero todas ellas humanas. No hay similitud con las oraciones mesopotámicas, en donde Samash es el sol, o Marduck el más feroz de los leones, Satán no es Thor, el trueno y la lluvia. Pero la diferencia no se detiene ahí. Satán no es todas esas cosas que las nueve declaraciones satánicas nos dicen, él no es la venganza, ni la complacencia, ni la sabiduría, no es que todas estas cualidades devengan de él, Satán solo las representa, es el símbolo mediante el cual, todas estas actitudes y cualidades humanas van a ser identificadas.

¿Existe o no Satanás? El nombre del culto creado por Lavey nos diría que si, pero las apariencias pueden engañar. Los satánistas no adoran al Diablo, solo lo utilizan como un símbolo que representa todas las cosas que creen ser correctas. Su objeto de culto no es ninguna mezcla de hombre y chivo. De hecho, pareciera en muchos momentos que no existe ningún dios, el mismo Lavey afirma en el mismo libro, que todos los dioses han sido creados por el hombre. Esto destruye completamente la idea de que el satanista le rinde culto al diablo.

De hecho, las primeras páginas de la Biblia satánica están dedicadas a fomentar la duda y la destrucción de toda ley establecida. Más que un libro religioso; parece que nos encontramos en un tratado de filosofía que pone en duda todo conocimiento y verdad, Lavey nos conduce al más radical de los escepticismos y a la más feroz de las sociedades, pues su religión es la del predominio de los fuertes sobre los débiles. La Biblia satánica, en sus primeras páginas, toma la forma de un libro de filosofía en donde Satán es el portavoz de Lavey, como Zaratustra el de Nietzsche, y en vez de que Lavey dicte las leyes que el demonio le ha inspirado, es el príncipe de las tinieblas quien dice lo que Lavey quiere decir.

Todo lo anterior nos conduciría a pensar que el satanismo es únicamente una filosofía de las que abundan en la posmodernidad, en donde hubiera mucho de religión escondido. Pero no es así. Si bien Satán es solo un símbolo, y lo sobrenatural solo ocupa dos capítulos al final del libro, Lavey afirma que el ha fundado una religión y no una filosofía. Esto es bastante claro hasta el final, cuando nos habla de la magia destructiva, sexual y de compasión. Existe en el satanismo la creencia de que se puede alterar la naturaleza por medio de fuerzas mágicas. Se realizan rituales y se tienen fiestas. Se tiene toda una imaginería, aunque esta es bastante especifica y será tratada en el apartado siguiente. El satanismo se trata de una religión, aunque su objeto de culto no sea tan obvio como se podría pensar.



¿CUÁL ES EL OBJETO DE CULTO EN EL SATANISMO?

La respuesta más obvia sería que es el Diablo, pero tal suposición estaría errada. Los satanistas no adoran a ningún dios, mejor dicho, creen en cualquier dios creado por cada individuo, es decir, creen que el satanista puede creer en cualquier dios por que toda divinidad es creada por el hombre, y esto se aplica también para Satanás. La utilización de este nombre, no es por la creencia en un ente otro al hombre, no hay una experiencia con el poder que provenga de un objeto extraño al individuo, no hay nada que causa asombro, ni que sea terrible o maravilloso fuera de nosotros mismos. Satanás es el símbolo que representa todas las actitudes y todos los comportamientos deseables en el hombre, y el nombre va a ser elegido no por inspiración divina (o demoníaca) si no por una cuestión histórica, ya que Satanás y lo siniestro van a ser las designaciones usadas para representar todas aquellas cosas que el satanista considera valiosas.

Si Satán no es el objeto de culto del satanista ¿Quién lo es? Esta pregunta ofrece dos respuestas posibles. Por un lado, se podría pensar que la magia es el objeto de fe en la religión satanista, pues es el poder que se utiliza para influencias personas, para destruir enemigos y ayudar seres queridos. A la magia se le guarda respeto, es capaz de remover aquello que ha sido concedido, puede producir angustia en quienes experimentan culpa de realizar un hechizo. Si quisieramos utilizar la visión fe Van Der Leeuw del poder como lo otro del hombre, la magia sin duda sería ese poder, ajeno al hombre al cual se le rinde culto. Sin embargo, ¿Cómo entender la magia? El satanismo presenta ciertas contradicciones, pues por un lado, se busca el favor de un poder que en apariencia tiene voluntad, pero que en realidad no la tiene. Si tomamos en cuenta los rituales satánistas, veremos que en ellos el objetivo es llevar al hombre al mayor grade de estimulación emocional y sensitiva. Se propone que; para obtener el favor sexual, el mago debe de desahogar toda su energía para que el hechizo funcione, debe recurrir al onanismo y al uso de imágenes que aumenten su deseo y su estimulación sexual. Para destruir a un enemigo, debe de llenarse de odio y debe canalizar esa emoción en el ritual que se esta llevando a cabo, nuevamente, el uso de imágenes le servirán para llevar su emoción al máximo estado, esto con la intención de que el conjuro funcione. Entonces, a partir de esto se podría deducir que no es la magia el objeto de fe, no es ella la que participa en los rituales, ni es ella la que el satanista busca en realidad. La magia ocupa poco espacio en la Biblia satánica por una sencilla razón, no es ella la que fascina al satanista.

Quizás un ejemplo podría llevarnos a la respuesta: la vida después de la muerte entre los satanistas. Para una religión que no cree en el más allá ni en ninguna recompensa allende a esta vida, la fe en una vida después de la muerte podría ser algo contradictorio. Lavey critica al cristianismo por ser un abandono de los placeres a cambio de una gloria eterna, ¿Entonces, como creer en una vida después de la muerte? Lavey no cree en un paraíso, no cree en un lugar al que se llegará por las buenas acciones, sea cuales sean. Su concepción de la vida para después de la muerte es más bien una conservación en esta vida. Para los satanistas, la voluntad de vivir es lo que ha de hacer que el individuo continué viviendo. Pero no va a llegar a la inmortalidad por el mero hecho de desearlo, esa voluntad de vivir va a hacer que la energía (espíritu) de esa persona continué existiendo en este mundo, parece ser que tal energía podría conservar la conciencia del individuo. Es esa energía vital la que podría ser pensada como objeto de culto, la energía producida por la satisfacción de los placeres de la carne. Esta energía se transforma en deseo y produce la magia, se transforma en voluntad y mantiene la conciencia del individuo después de la muerte. Todos los demás elementos del satanismo van a estar conducidos a incrementar y favorecer esta energía, los rituales están conducidos a llevar el deseo y el placer a sus máximas instancias, toda la ética satanista esta pensada en la expresión del ser humano de esa energía que se manifiesta en ira, deseo sexual, avaricia, etc. Parece que esta energía vital es universal, todos la poseemos, aunque no proviene de ningun lado más que de nosotros mismos. Y aunque se podría pensar que la religión satanista es individual y el objeto de culto es el individuo, sostengo que, al aceptar que esta energía se encuentra en todos, es ella el objeto de culto.

Se podría pensar que tal energía vital es producido por fenómenos psicológicos: deseos que buscan realizarse, emociones que quieren manifestarse, pensamientos que no desean ser reprimidos. Así, la energía vital se entiende desde un punto de vista psicológico, y así parecen entenderlo los satanistas. El objeto de culto se explica científicamente, la sexualidad no se ve como algo místico que trasciende al hombre, si no como algo que satisface necesidades básicas en el hombre.

En conclusión, la religión satanista no va a adorar al hombre como concepto abstracto, si no a una energía vital que se explica científicamente como una energía bio-psicológica. La explicación científica va a conducir a una experiencia sobrenatural, la energía va a llevar al dominio de las personas y de ciertos fenómenos humanos, siendo capaz de aniquilar a un ser humano. La magia existe pero solo como la manifestación de esta energía vital. La magia carece de voluntad y de figura, es únicamente la manifestación de la voluntad de la energía, y cuando esta cesa, la magia deja de funcionar.



¿POR QUÉ ES EL SATANISMO DE ANTON LAVEY UNA RELIGIÓN POSMODERNA?

Quiero explicar esto en función de tres aspectos: una no institucionalización, uso de conceptos científicos y falta de poderes con voluntad y figura.

En primer lugar, una de las características de las religiones posmodernas es un gran rechazo a todo dogma y toda institución. Aunque existen jerarquías, no existe un templo, ni una comunidad ni una iglesia que determine lo correcto de la fe. La afiliación a la iglesia de Satán es lo más posmoderno que pueda existir, no se requiere bautizo ni ritual, únicamente enviar un correo electrónico.

El segundo aspecto tiene que ver con el papel que la ciencia juega en esta religión. Aunque posea fiestas y rituales, estas son creadas para preservar y favorecer esa “energía”. La sustitución del concepto de espíritu a favor del de energía nos va a remitir a una visión más científica, en donde los procesos van a estar más relacionados a la física que a la magia.

Por último, lo que hace del satanismo una religión posmoderna es la falta de poderes con voluntad y figura. Satán únicamente va a ser un símbolo utilizado para expresar algo que es puro poder. La manifestación de este nuevo mana no es por medio de alguna capacidad extraordinaria, si no por la voluntad de dar rienda al deseo y a las emociones.



BIBLIOGRAFÍA:

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DIEZ DE VELASCO, Francisco

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DRURY, Nevill

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ELIADE, Mircea

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VAN DER LEEUW, G.

Fenomenología de la religión.

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