lunes, 14 de diciembre de 2009

Reflexiones en torno al concepto de Revolución Mexicana

En todas las ciencias, y la historia es una de ellas, el uso adecuado de los conceptos es importante. Recordemos que el concepto es el producto del proceso de pensamiento en el cual se construye la realidad. La formación de conceptos es algo básico en nuestra existencia cotidiana. Como ya mencione, estos son el resultado del proceso de conocimiento. En la formulación de conceptos se vacia todo el conocimiento que se tiene sobre el objeto o fenomeno conocido, en este conocimiento entra tanto las experiencias sensoriales como las experiencias previas, así como emociones, recuerdos, y todo el universo de experiencias que se relacionen con el objeto o fenomeno. El uso de conceptos brinda sentido y coherencia a nuestro relacionar con el mundo, son el resultado del conocimiento, y solo a través de su producción podemos decir que conocemos al mundo.



En la vida cotidiana, los conceptos nos sirven para relacionarnos con nuestro mundo circundante, determinan el conjunto de acciones posibles que podemos establecer con nuestros objetos circundantes. Nos movemos no en la realidad física sino en la conceptual, nuestro modo de relacionarnos con el mundo, de actuar sobre él y en él estan determinados por el universo conceptual en el que vivimos.


En nuestro acontecer diario rara vez reflexionamos sobre el uso que hacemos de los conceptos, de su construcción y de su importancia. Como muchas otras cosas, su funcionamiento opera de manera firme pero sutíl en nosotros. Nos mueve como una fuerza invisible, que actua sobre nosotros, nos determina, nos vuelve sus esclavos son que nosotros siquiera lo sospechemos. Nos movemos a su antojo, nuestros conceptos nos esclavizan en un mundo tanto lingüistoco como sentimental, y solo al reflexionar sobre ellos nos liberamos. La precisión no es importante, podemos muy bien poseer un concepto sin tener la necesidad de explicarlo claramente a otro, simplemente lo sabemos, lo experimentamos. Dejamos que nos guie sin preguntarle nada ni molestarnos en establecerlo con claridad, solo cuando; interrogados sobre nuestro actuar y nuestro entender, sometemos nuestro pensamiento a una revisión, le cuestionamos sobre si mismo e intentamos dar claridad a nuestro universo conceptual.


Sin embargo, en las ciencias esto no sucede así. Debido su misma naturaleza, las ciencias deben precisar con el mayor rigor posible los conceptos que utilizan en su operar. No basta con nombrar un fenomeno de la naturaleza; sea física, química, natural o del tipo que sea, es necesario que el concepto refleje correctamente y en todos lados las propiedades del objeto. No nos engañemos, en la gran mayoria de las veces se sigue actuando como en la vida cotidiana, quien piense que los conceptos que se utilizan en la ciencia son reflejo puro del objeto pecaria de inocencia. También en la ciencia la producción de conceptos transforma y construye al objeto estudiado. La diferencia rádica en la busqueda de la mayor precisión posible, en el establecimiento definitivo de un concepto. Mientras que en la vida cotidiana cada quién tiene permitido construir conceptos de manera particular, en la se busca la universalidad del conocimiento, de tal manera que todos los terminos signifiquen lo mismo sea en el idima que sea y en el lugar que sea. Es por esta razón que en las ciencias siempre se esta buscando que el concepto describa el fenomeno estudiado hasta el último detalle, cuando esto no sucede, se tiene que revisar nuevamente la validez de dicho concepto.


Toda esta palabreria sobre la importancia de los conceptos en la ciencia y la vida cotidiana no es gratis. Más allá de un mero divagar filósofico, el punto era mostrar claramente el espacio discursivo desde donde hablo, exponer cual es la importancia de los conceptos en sentido abstracto para hablar de un concepto concreto en una ciencia concreta.


Como dije al principio, la ciencia histórica hace uso de conceptos al igual que todas las ciencias, los necesita para designar el conjunto de objetos y sujetos que estudia (las ciencias sociales son las únicas que aparte de tener objetos de estudio, tienen sujetos). Ahora bien, la ciencia histórica tiene dos tipos de conceptos, unos que designan realidades abstractas y que por lo tanto no estan sujetos a un lugar y tiempo especificos. Esto lo tiene en comun con todas las ciencias, se utilizan conceptos que pueden trascender al espacio temporal y geográfico y que designan a todos aquellos objetos que poseen las cáracteristicas que se definen en el concepto. Casos como estos son los conceptos de clase social (aunque se debate aún si puede ser utilizado en todos los estudios) concepto proveniente del marxismo que designa un conjunto de sujetos sociales con ciertas cáracteristicas definitorias. Corta, mediana y larga duración, conceptos de Fernand Braudel que definen el moviento de cambios y procesos en un espacio, y una larga lista de etceteras.


Sin embargo, la historia tiene otro tipo de conceptos, unos que le son muy particulares. Debido a que la ciencia histórica estudia al hombre en el tiempo, tiene que hacerlo de forma muy concreta, habla de hombres precisos en lugares precisos y en momentos precisos, esto la hace diferente de muchas ciencias, pues a la historia se le exige un rigor en la precisión del momento que a otras ciencias no. Al físico poco le importa en que momento sucede la separación del atomo, mientras que al historiador si le importa el lugar y momento en que Villa y Zapata entran a la ciudad de México. Es por esto que la historia necesita de conceptos que designen no solo realidades abstractas sino realidades muy concretas, ejemplos de esto son la revolución francesa, renacimiento, segunda guerra mundial, y por supuesto, el tema de este ensayo, la revolución mexicana.


La revolución mexicana es un caso perfecto de un concepto utilizado para desingar un fenomeno social muy concreto. A diferencia de conceptos que designan realidades abstractas, este se refiere a una serie de susecos muy concretos que sucedieron en un lugar y en un tiempo definidos. Sin embargo, el objetivo de este ensayo es mostrar que para designar a la revolución mexicana se presentan muchas dificultades por sus cáracteristicas particulares.


Por Revolución Mexicana normalmente designamos el levantamiento de grupos en contra de la dictadura del Gral. Porfirio Diaz. Sin embargo, prestemos un poco más de atención a esto. Si la revolución fuera únicamente la lucha maderista en pos de la democracia, la fecha de inicio sería 1910 con el plan de San Luis y el final sería 1911 con la salida de Porfirio Díaz y la entrada de Madero en la ciudad de México. Sin embargo comunmente se acepta que la revolución perduró hasta 1921 e incluso se afirma que posiblemente todavía sea vigente. Esto se debe al cáracter convulsivo de la revolución. Como toda época de crisis, la revolución escapa al acto racional que implica la construcción de conceptos, es un acto irracional, un conjunto de susesos que se fueron conformando a partir del mismo caos generado por la crisis de la caida del sistema porfirista.


Expliquemos. El regimen porfirista se fue descomponiendo lentamente. Perdió a sectores importantes de la sociedad como la clase media intelectual, que buscaban una mayor participación en el gobierno o bien libertad de expresión. La negativa de Díaz de dejar el poder fue sofocando al sistema. La expectación que causó la entrevista con Creelman cuando Díaz declara que México por fin se encuentra listo para la democracia, preparó la tumba del sistema. Aquellas fuerzas que esperaraban pacientes la salida de Don Porfirio, tras el anuncio de este ya no pudieron esperar. Y cuando el cambio no se dió, cuando en la presidencia quedó nuevamente el viejo general, la caida fue inminente. El resultado lo conocemos, el plan de San Luis, el derrocamiento de Díaz y la breve presidencia de Madero. Hasta ahí se encuentra la parte sencilla de la revolución. Si las cosas hubieran quedado así el concepto de revolución mexicana podría utilizarse sin el temor de no estar describiendo la realidad completamente. La definición quedaría más o menos así: Revolución mexicana: levantamiento armado en busqueda de la democracia ocurrido de 1910 a 1911.


Sin embargo el cuento no termina ahí. Resulta que Madero no tenía interes en realizar reformas sociales, solo la busqueda de la democracia y la instauración del gobierno de la ley. Pero ¡ay! Terrible sino que habría de econtrarse, pues cayó a manos de Victoriano Huerta, afín al viejo regimen. Aquí comienzan los problemas epistemológicos para designar a la revolución mexicana.


Tras la muerte de Madero los proyectos y bandos se multiplican, como gusanos que se nutren con el cuerpo del sistema muerto, multiples bandos aparecen. Por un lado el proyecto de reparto de tierras y reivindicación del campesinado de Emiliano Zapata en el sur, la revolución burguesa de Carranza con sus contradicciones internas: el lado ranchero de Villa comprometido con la entrega de las tierras y el lado centrista de Obregon, buscando la conciliación entre las distintas partes. Pocas veces una gesta patriotica ha reunido a heroes más disímiles tanto en temperamentos como en propuestas. Aliados a veces, enemigos en muchas otras. Tras la muerte de Madero la revolución mexicana se convierte entre el conflicto entre diversos grupos por la realización de distintos proyectos.


Será al terminar la revolución o al menos su fase armada, al triunfo del bando de Obregon y el grupo de Sonora, cuando se puedan poner las cosas en claro y se convierta en la revolución mexicana como el mito fundacional del nuevo estado mexicano. Se elevan a estatuas heroes que estaban peleados entre si, como Villa, Zapata y Carranza. Sus broncineos cuerpos son una gran ventaja, pues posiblemente de encontrarse vivos, Zapata agarraba a balazos a Carranza.


Se construyó una visión oficial de la revolución que petrificó los hechos y la hizo una revolución social, cuando en realidad, los campesinos y obreros fueron los menos beneficiados y los grupos que los defendian (Villa y Zapata) fueron los perdedores. La revolución se vuelve estatua, sus personajes columnas que sostienen el edifiio que es el estado. Sin embargo, en esta construcción patriotica de la revolución se pierde mucho de la realidad, se transforman los personajes, se pierden nombres y se olvidan ideas. Se hace de los hermanos Magon heroes liberales y se olvida su racismo. Se hace de Carranza el gran legislador social cuando las reformas sociales era lo que menos le interesaba. Se hace de Villa y Zapata los grandes heroes que participan de la victoria; aunque hayan sido derrotados, en fín, se hace algo de la revolución que contado como nos lo cuentan suena muy bonito.


Contra esta visión estatal surge despues de 1968 el revisionismo, como empresa científica que busca rescatar la realidad de los hechos. Gracias a él hemos aprendido mucho de la revolución, viejos fosiles se han desenterrado y los personajes petrificados se han desembarazado un poco de su pétrea piel para contarnos más sobre hombres reales.


Podemos concluir, gracias a la luz de nuevos estudios, que la Revolución Mexicana, como concepto científico, designa más que la lucha por la democracia o la reivindicación del campesinado. La Revolución Mexicana es un fenomeno de gran complejidad, y su concepto define; más que un conflicto organizado y racional, la convulsión de un cuerpo agonizante que era el México decimonónico. La revolución mexicana no fue otra cosa que el ataque al corazón de un viejo sistema que se estaba agotando. Su parte armada representa presisante ese caós entre el organismo que anuncía la pronta muerte, la caida de Díaz fue el paro respiratorio, el asesinato de Madero significó la muerte de los organos, y la lucha entre los distintos bandos representó la muerte cerebral. De la muerte del viejo sistema nació otro, uno construido a partir de las cenizas de lo viejo, y que viviría por más de 80 años.

1 comentario:

  1. Sí Rodrigo, La Revolución Mexicana, desafortunadamente, después de tanta sangre derramada, otros se aprovecharon como en este caso, los constructores del partido hegemónico.
    Pero debe existir ese cambio, tan anhelado por todos.
    Ojalá lo logremos.
    Bien por tus reflexiones a poco tiempo de conmemorarse un centenario de ella.
    Saludos.
    Mtra. Ana María

    ResponderEliminar