martes, 8 de diciembre de 2009

Michel Foucault

Sin ser historiador, Michel Foucault se preocupa mucho por la historia. Historia de la locura en la época clásica, Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas, La historia de la sexualidad, son libros que de una u otra forma entran en el campo de la historia. Sus dos métodos de trabajo: arqueología y genealogía, están directamente marcados por un pensamiento histórico que busca comprender como el hombre se ha constituido a si mismo, ya sea como ser racional, sexual o delincuente


Sin embargo, Foucault no es Hegel ni Kant y mucho menos Marx. No propone una teoría general de la historia, ni da una guía al historiador para realizar su labor. De hecho, Foucault se opone al marxismo en cuanto este se define como una ciencia y busca la centralización del estudio histórico. Foucault no pretende descubrir la verdad, no es su deseo sustituir al marxismo como filosofía de la historia, lo más probable es que ni siquiera escribió para historiadores.

Sin embargo, lo quisiera él o no, su obra ha causado un gran impacto en la historiografía contemporánea. Su original método de investigación se presenta como una alternativa frente al marxismo y otras filosofías de la historia que son incapaces de explicar muchos de los fenómenos de nuestra época. Métodos como la arqueología, conceptos como episteme y discontinuidad, son elementos que el filósofo francés nos brinda y que nos permiten realizar toda una serie de investigaciones desde perspectivas nuevas. Desde su época arqueológica hasta su genealogía, Foucault aporta herramientas para el análisis de los discursos constituidos en la sociedad. Sus libros son una herramienta de la cual podemos valernos para realizar toda una serie de estudios, no solo de la locura, la sexualidad, las prisiones o las ciencias humanas, también de la educación, la salud pública e incluso la publicidad.

En este ensayo me gustaría exponer; tal como las entiendo, las ideas de Michel Foucault que consideró tienen importancia para la investigación histórica. El motivo de esto es bastante simple, como historiador, mi preocupación se centra en la investigación de la construcción del presente que el hombre ha hecho a lo largo de su tiempo. Mi interés por el filósofo francés viene de las posibilidades metodológicas que me ofrece. Mis preocupaciones presentes con respecto al trabajo del historiador, y la realización de algunos proyectos de investigación que pretendo realizar, me han llevado a este camino. Es por eso que no me he interesado por cuestiones de tipo filosóficas y epistemológicas, dejando de lado la cuestión de la teoría para enfocarme a la práctica.

El primer punto que quiero tratar son los juegos de verdad y poder. El autor que en este momento me ocupa, hace de estas relaciones algo central en su obra. Desde la relación entre el saber psiquiátrico y el trato a los locos, o el conocimiento médico y la constitución del enfermo. La elaboración de un discurso científico va a estar inmediatamente relacionado con la práctica de una serie de políticas y conductas que muestren la realidad del discurso. En esto se separa Foucault de muchos historiadores de las ideas y de las ciencias. Mientras que generalmente la historia de las ciencias se constituye como la historia del progreso de la razón y los descubrimientos de la verdad, Foucault se va a preocupar más en como las construcciones de la verdad van a estar condicionadas en su posibilidad de verdad por una serie de factores dependientes de la época. De igual manera, el arqueólogo de las ciencias humanas va a abandonar el mundo de los descubrimientos. Su interés no se centrara más en una historia que estudie únicamente en mundo de las verdades académicas e institucionales. Foucault va a dejar esto para centrarse en la cuestión de la ciencia y el hombre, no se va a preocupar en como tal o cual ley fue descubierta, su atención se dirige hacía las instituciones en donde la ciencia va a ser aplicada efectivamente. Esto quiere decir algo muy sencillo, la historia de las ciencias no va a dedicarse a mencionar la fecha de la elaboración de una teoría, tampoco se va a interesar por el camino que recorre la verdad para manifestarse. Siguiendo a Nietzsche en la cuestión de la verdad, Foucault se interesa por las instituciones como lugar privilegiado en donde la ciencia va a ser aplicada, la relación entre verdad/poder es lo importante, y las instituciones psiquiatritas, penales y médicas son un lugar privilegiado para observar como el discurso se convierte en verdad, se pone en práctica y se convierte en instrumento de poder.

La forma de realizar esto lleva por nombre arqueología. Si bien en historia de la locura en la época clásica, el concepto aún no esta definido del todo, ya es una muestra clara de cómo serán sus futuras investigaciones, el nacimiento de la clínica y las palabras y las cosas, continuaran con esta tradición. ¿Pero que es la arqueología? La arqueología es en propias palabras de Foucault “el método de análisis de los discursos locales1”. Es el estudio de las semejanzas, de la proximidad y de las diferencias. La arqueología busca la reconstrucción de los saberes de una época por medio de la episteme que les brinda posibilidad de verdad. La arqueología reconstruye la estructura en la cual ciertos saberes están construidos en determinada época. Al estudiar las ciencias humanas en la época clásica, Foucault muestra la proximidad que hay entre tales conocimientos en un determinado momento, y como se encuentran más cercanos en su discurso algunos conocimientos como la gramática y la historia natural que la última de la biología. La discontinuidad es muy importante para la arqueología. Al abandonar toda noción de progreso, Foucault extrae la estructura de los saberes para mostrar que las leyes que validan y construyen esos conocimientos no siguen una historia lineal, no se dirigen hacía adelante, al futuro, sino que están limitados por la episteme y son validos solo dentro de ella. La arqueología va a operar muy distinto a la historia tradicional de la ciencia. No habla de la transformación de un conjunto de conocimientos para mostrar su mayor acercamiento a la verdad. Al estudiar la época clásica, Foucault propone una fecha de inicio para sus estudios la cual varía dependiendo del tema que este tratando, y da una fecha de término. Pudiendo hacer una historia de la psiquiatría que mostrara su camino desde la época clásica hasta la actualidad, Foucault hace un estudio intensivo solo de la época clásica, ya que las reglas del discurso de esta nada tienen que ver con la edad moderna.

La arqueología es el estudio de la estructura del saber. Pero como estudiar estas estructuras sin limitarse a hablar de las ciencias en un contexto aislado, como si no estuvieran insertadas en una sociedad, ese es el problema. Foucault lo resuelve estudiando esas estructuras de saber en su relación con el hombre. Como ya dije antes, las instituciones van a ser el lugar privilegiado en donde los saberes se convierten en verdad. El estudiar la ciencia es muy bello, su historia, si la separamos de la sociedad contiene muchos episodios memorables. Sin embargo, las verdades expuestas por la ciencia son intrascendentales cuando no se aceptan y se convierten en patrones para regular la sociedad. Así, el conocimiento psiquiátrico sirve para justificar las prácticas de encierro. La arqueología va a analizar los discursos, pero no los expuestos solo por los filósofos o científicos. La mayor importancia va a ser los discursos efectivamente realizados. Las prácticas se ven también como discursos, y en tanto que estas están fundamentadas en una noción de verdad, son objeto de estudio de la arqueología. Mediante el estudio arqueológico, se van a estudiar las estructuras de poder construidas alrededor de tales verdades.

Ahora viene el concepto de discontinuidad. Foucault crítica en numerosas ocasiones la historia tradicional, continua. Para él, la historia no conlleva al triunfo de la razón, toda idea de progreso queda eliminada por la discontinuidad, ¿pero que quiere decir esto? La discontinuidad quiere decir que la historia de las matemáticas no es necesariamente la misma en el siglo XVII que en el siglo XX. La discontinuidad quiere decir que los procesos que configuran y construyen la estructura entre diversos discursos no siguen ninguna continuidad o teleología. La forma de organización de los discursos en la época clásica, su jerarquía, distribución y aplicación, no se guía por las mismas pautas que en la antigüedad o la época contemporánea. Cada época tiene su particular episteme, y esta le es particular a ella misma. La episteme, siendo “el dispositivo estratégico que permite escoger entre todos los enunciados posibles a aquellos que van a poder ser aceptables”2 tiene rupturas y transformaciones. La forma de organizar los discursos y de hacerlos aparecer, de considerarlos validos o no se transforma en distintas épocas haciendo surgir distintas epistemes a lo largo de los siglos. ¿Qué consecuencias acarrea esto? Muy simple, Para Foucault el pasado se presenta como lo extraño, lo otro, lo completamente distinto a él mismo. Las consecuencias de aceptar esto son terribles. En primer lugar, si el pasado no tiene relación alguna con nosotros uno se podría preguntar por que estudiarlo. En la historia se nos dice que hay que conocer el pasado para entender el presente, que hay que explicarlo y encontrar las leyes que rigen los acontecimientos para ver como estas leyes siguen perjudicándonos. Muchas explicaciones históricas están dirigidas a encontrar las leyes ocultas que se encuentran detrás de los procesos y acontecimientos históricos, como si estas leyes continuaran perjudicándonos. La relación del pasado según la discontinuidad es de conformación, pero partiendo de la episteme particular. Es decir, la organización de los discursos no apareció un día por obra de un gran mago, se fue conformando históricamente, y por eso es importante acercarnos al pasado, pero no interesa encontrar leyes detrás de ese pasado, ya que si existen leyes que delimitan y conforman los procesos discursivos, estas son únicas de ese pasado y no tienen relación alguna con nosotros. Lo importante es conocer el proceso de conformación de los discursos y como se convierten en verdad y son aplicados como formas de poder.

Pero el trabajo histórico para nada es inocente. La historia es un poder. Los intelectuales, al hacerse dueños de ella, pueden apropiarse de las luchas de tal o cual movimiento, como los obreros. Los historiadores tienen el terrible poder de adueñarse de la historia, transformarla, silenciarla o hacerla gritar. El segundo momento de Foucault va a acercarse a este poder de la historia. La genealogía no es solo un método de estudio, es una táctica que conjura saberes desterrados al olvido y a la falacia. La genealogía como investigación histórica es la rebelión de saberes que; por encontrarse fuera del circuito de validación, no forman parte de la sociedad, a pesar de ser emitidos por ella. Sus discursos no son tomados en cuenta para la constitución de instituciones o prácticas, su voz no llega a ser ley y si se le escucha, es solo como obstáculo para el establecimiento de la verdad. La genealogía es “la táctica que, a partir de la discursividades locales así descritas, hace jugar los saberes, liberados de la sujeción que surgen de ellas”3 es la insurrección de los saberes, la rebelión de aquellos cuya voz no es escuchada. La genealogía es un saber erudito, pues no trabaja solo con los discursos que se convierten en verdades como la arqueología. La genealogía incorpora al juego los discursos marginados y considerados falaces.

¿Cual es entonces la tarea del genealogista o el arqueólogo? No es la de encontrar leyes que expliquen los discursos. Su labor es la de investigar como han sido las relaciones de verdad/poder, analizar la relación discurso/práctica. Esto para ver como han sido constituidas las prácticas de poder y demostrar que detrás de ellas no se encuentra la razón en su perpetuo camino hacía el progreso, no es la absoluta racionalidad la que gobierna estos dominios, ni es una ciencia inocente. El historiador debe reconstruir los monumentos de discursos, liberarlos de donde se encuentren enterrados y hallar su estructura, encontrar su proximidad con otros discursos, averiguar como ese discurso; convertido en verdad científica, da lugar a una serie de prácticas que configuran al hombre como algo. El arqueólogo y el genealogista reconstruyen el pasado, muestran su diferencia con el presente, pero también su semejanza. Mediante escenas poderosas, Foucault nos trastoca con respecto a los establecimientos de encierro de los locos, y uno no puede evitar relacionarlo con nuestras cárceles o con lugares tan terribles como Guantánamo o las prisiones estadounidenses en Irak. Si l historiador ha aceptado la arqueología, la discontinuidad, la genealogía, o cualquier otro concepto elaborado por Foucault, se ve en la tarea de reconstruir el mundo discursivo, encontrar su organización y estructura y compararlo con las prácticas que se conforman a partir de él.

Para concluir este ensayo, me gustaría hacer una presentación de dos temas que me parecen interesantes y los cuales me han venido preocupando, uno he comenzado a trabajarlo, el otro esta pendiente. Mediante la exposición de estos temas pretendo dar un ejemplo de cómo aprovechar algunos conceptos Foucaultianos, así de dar una muestra de cómo entiendo podría ser un estudio arqueológico y genealógico.

El primero de estos temas es el discurso sobre las drogas en México a partir de 1929. Esta investigación tendría por objetivo reconstruir la estructura de los discursos sobre las drogas y las políticas y prácticas en torno a ellos. Estudiar los centros de rehabilitación, las prácticas ahí seguidas y su relación con la medicina, la psiquiatría y la psicología. El interés de este trabajo sería el hacer hablar a los discursos emitidos por la medicina, la religión y el derecho. El objetivo sería ver como el conocimiento médico se convierte en ley y crea toda una serie de políticas restrictivas que constituyen al consumidor como un criminal y un vicioso. La aparición de organismos como el de salud pública, las campañas contra el consumo de drogas y el discurso emitido por el consumidor, estos son algunos de los elementos que serán investigados con el fin de buscar la estructura con la cual toda la política sobre estas sustancias esta construida.

El otro tema es la publicidad en el siglo XX. Como discurso que construye al individuo como hombre insatisfecho y en busca de realizar sus deseos, la publicidad esta relacionada con la psicología. El marketing y los estudios publicitarios son saberes que deben ser analizados para ver su proximidad con otros discursos. Hay que hacerlos entrar en juego como saberes de nuestro tiempo y que han configurado prácticas de poder, de un poder distinto. El encierro de la publicidad ya no esta en prisiones sino en centros comerciales. No constituyen al hombre como razonable o loco, o como enfermo o sano, sino como un ser de deseo que siempre esta en busca de una satisfacción. La publicidad no busca dividir entre unos y otros, sino que necesita ejercer su poder sobre todos. Así, considero que sería importante estudiar este nuevo saber como un discurso/práctica.



BIBLIOGRAFÍA



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POSTER, Mark

Foucault, el marxismo y la historia

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